¿Quién fue el Dr. Jacobo Grinberg-Zylberbaum?.
Pionero mexicano de la neuroespiritualidad, el neuroshamanismo y la neuroparapsicología.
Hace casi 30 años el Dr. Jacobo Grinberg-Zylberbaum comenzó un legado de más de 40 libros escritos, producto de años de investigación con el objeto de complementar la visión sobre la misteriosa relación entre la mente y la materia, a través de los procesos cerebrales, que en la actualidad es un tema a cargo de las neurociencias.
El entonces profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México estaba en contacto con tecnologías electrofisiológicas de punta gracias a su colaboración con los Brain Research Laboratories de la Universidad de Nueva York, donde en esos tiempos se inventaba la neurometría y la neurociencia computacional, generando un clima de ecologías y cosmovisiones integradas con E. Roy John, Eric Schwartz, Pedro Valdés, Thalia Harmony, Leslie Prichep y, en ocasiones, Karl Pribram. Incluso, nuestro autor, desaparecido tan misteriosamente, estableció vínculos con las hipótesis de la mente holográfica de Pribram, empleando modelos de la física como la paradoja de Einstein-Podolsky-Rosen, con un lenguaje que intuyó los avances tecnológicos de la computación cuántica que sucederían mucho tiempo después.
Además, cabe mencionar que Jacobo era parte integral de la red de investigadores en neurociencias de México, vinculado a grandes maestros como Alberto Guevara Rojas y Hector Brust Carmona. Asimismo, realizó publicaciones con sus compañeros Javier Álvarez Leefmans y Roberto Prado Alcalá, y fue el miembro más imaginativo de Cognia, el grupo pionero de la ciencia cognitiva en nuestro país, encabezado por José Luis Díaz, Enrique Villanueva y Lourdes Valdivia, también de la UNAM.
La investigación del maestro Jacobo no se encuentra únicamente avalada por las intachables credenciales académicas como el reconocido neurofisiólogo que fue, sino también por su amplio recorrido en la práctica y cultivo de diversas disciplinas de la mente, misticismo y espiritualidad, desde vías orientales de liberación como el yoga hindú y el budismo tibetano, hasta la kabbalah y el lado más esotérico de cristianismo, sin olvidar su amplio bagaje en el estudio de la psicología autóctona mexicana a través de sus famosas investigaciones con maestros chamanes. Años después de la elaboración de este trabajo, James Austen publicaría Zen and the Brain, libro que el buen Jacobo seguramente habría atesorado.
También vale señalar su trabajo anticipado en el área del neuroshamanismo, ahora trabajada y difundida por Michael Winkelman.
Jacobo Grinberg, en su infinita curiosidad, se atrevió a relacionar las ideas científicas de la modernidad con el pensamiento espiritual, erótico y mágico de las técnicas arcaicas, del hinduismo, budismo y de pensadores neoplatónicos renacentistas como Giordano Bruno y el médico Paracelso.
Hoy en día comienzan a publicarse artículos relacionados con los temas que le interesaban al maestro Jacobo, como las cuatro dimensiones espaciales de la actividad cerebral, de Arturo Tozzi, plantean que, además del tiempo astronómico, los sistemas biológicos poseen una segunda dimensión temporal, “el tiempo compactado de los ritmos biológicos”.
La tesis fundamental que el Dr. Jacobo planteó es que el espacio puede alterar su organización y que el cerebro es el mecanismo que produce esta alteración de forma destacada y muy compleja.
El campo neuronal es esa alteración que se manifiesta en forma de realidad perceptual. El espacio es una manifestación de la conciencia y cualquiera de sus modificaciones suponen la alteración de esa misma conciencia que lo llena todo. La organización fundamental del espacio es un entramado antes de que se produzcan las distorsiones. Una partícula elemental es una distorsión también elemental de ese entramado. En pocas palabras, somos capaces de alterar nuestra realidad misma desde la interacción de las neuronas con el campo cuántico.
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