Los beneficios de dormir y descansar de manera adecuada son muchos e imprescindibles:
Concentración
Pensar con claridad
Capacidad psicomotora
Capacidad de reacción o alerta
Buen estado anímico
Regeneración celular y buen funcionamiento de todo nuestros sistemas
Lo cierto es que el sueño y nuestra capacidad para descansar se van deteriorando, poco a poco, con los años.
¿Sabías que un ser humano ha logrado NO comer durante hasta 40 días pero no puede dejar de dormir por más de 8 a 11 días aproximadamente? Estas cifras nos hablan de la importancia de dormir bien para interactuar en el mundo de manera adecuada, no sólo se trata del tiempo, sino de la calidad.
Cuando un individuo es obligado a mantenerse despierto durante un tiempo prolongado, entra en un estado de alteración de la consciencia, la percepción y las funciones motoras empiezan a deteriorarse, por ello los trastornos de sueño son las razones por las cuales te levantas más cansado de lo normal.
Durante el sueño se liberan hormonas que afectan el uso que el cuerpo hace de la energía. En general, la gente que duerme pocas horas o mal, es más propensa a la obesidad, a desarrollar diabetes o a preferir alimentos muy calóricos y ricos en carbohidratos. El no dormir bien, también incrementa el riesgo de hipertensión, enfermedades cardíacas y otros padecimientos.
Cuando hablamos de varios días sin dormir, para empezar tendríamos que definir exactamente que es dormir, ya que en estados meditativos o de simple relajación, la frecuencia vibratoria baja y podemos conseguir algo de descanso en frecuencia de ondas Theta o Alpha, ya que el ser entra en estados que no se pueden considerar como estar completamente despierto, aunque no esté realmente dormido. Sin embargo, la mayoría de las personas no pueden estar a su 100% cuando no duermen por 2 o 3 días, de igual manera que cuando duermen y descansan pocas horas por periodos prolongados.
Vamos a explicar un poco lo que sucede en cada una de los cinco rangos de ondas cerebrales.
1. Ondas Delta. El sueño profundo ocurre cuando una persona, normalmente al dormir, alcanza la frecuencia de ondas de 1 a 3 hz, en este estado no soñamos. Estas ondas son muy habituales en los bebés y en los niños pequeños.
Si en electroencefalograma aparece esta onda en picos bajos, puede indicar que la persona tiene un sueño deficiente, problemas para activar y revitalizar tanto el cuerpo como su mente.
Cuando aparece esta onda en picos muy elevados, puede indicar algunos trastornos del Espectro Autista como TDA, TDAH, Asperger, problemas de aprendizaje o incluso ser un indicador de alguna lesión cerebral.
2.-Ondas Theta (3.5 a 8 Hz) Aquí se estructuran las capacidades imaginativas, la relajación, la reflexión y el sueño. En este estado experimentamos emociones profundas.
Un pico elevado de ondas Theta puede relacionarse con algún trastorno depresivo, falta de atención…
Los picos bajos se relacionan con ansiedad, estrés y baja auto-conciencia emocional.
Un nivel adecuado de ondas delta favorece la creatividad, la conexión emocional e incluso nuestra intuición. Esta frecuencia es idonea para los trabajos de sanación, hipnosis, reprogramación tipo PNL, etc.
3.-Ondas Alfa (8 a 13 Hz)
Estas ondas surgen donde hay calma (descansando o viendo la tele), pero no sueño, hay relajación sin llegar a dormirnos. Es el estado propicio para meditar.
Un nivel alto de ondas Alfa nos provoca la falta de atención o incluso nos quita fuerzas.
Un nivel bajo puede causar sin duda picos de ansiedad, estrés e insomnio.
4.-Ondas Beta (12 a 33 Hz). Este espectro ya es de frecuencia alta lo que implica mayor actividad neuronal. Aquí encontramos las actividades cotidianas que requieren de toda nuestra atención. es un estado de alerta y estrés, al estar pendientes de múltiples estímulos.
Hablamos de estados muy interesantes, a la vez que complejos, todo hay que decirlo. Estados que se relacionan con esas actividades cotidianas donde ponemos toda nuestra atención, cuando nos mantenemos alerta y necesitamos a su vez estar pendientes de múltiples estímulos pero también se asocia a la capacidad de memoria de trabajo para discernir y priorizar información, o pensar en una cosa mientras hacemos otra. Normalmente en estos tiempos nos encontramos en esta frecuencia por demasiado tiempo.
Un nivel bajo de ondas Beta, por su parte, nos conduciría a un estado demasiado relajado, laxo, depresivo incluso…
Un nivel óptimo de estas ondas nos ayuda a estar mucho más receptivos, enfocados a mejorar incluso nuestra capacidad para resolver problemas.
5.-Ondas Gamma (25 a 100 Hz).
Esta frecuencia resulta muy difícil captarla en los electroencefalogramas, se origina en el tálamo y se mueve desde la parte posterior del cerebro hacia adelante y a una velocidad increíble.
Se relaciona con tareas de un alto procesamiento cognitivo.
Tiene que ver con nuestro estilo de aprendizaje, con la capacidad de asentar información nueva y también con nuestros sentidos y percepciones.
Se sabe, por ejemplo, que las personas con problemas mentales o de aprendizaje tienden a tener una actividad en la onda gamma menor que la media.
Los estados de felicidad evidencian también picos elevados en este tipo de onda.
La fase del sueño REM también suele caracterizarse por una alta actividad de este rango de frecuencias.
Por otro lado, es importante mencionar que este tipo de onda se relaciona sobre todo con actividades corporales de las que no somos conscientes, como diferentes procesos fisiológicos como la regulación del ritmo cardíaco o la digestión.
Conocer los diferentes tipos de ondas nos permite entender nuestros procesos mentales, nuestras emociones, actividades y dinámicas generan un tipo de «energía» en nuestro cerebro. La clave por tanto está en ser conscientes de ello, en aprender a relajarnos, en ser más receptivos, intuitivos o en favorecer, por ejemplo, ese control emocional, donde nuestra ansiedad trabaja a nuestro favor y nunca en nuestra contra.
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